Descubren que abejas
pascuenses son una de las tres colonias libres de patógenos a
nivel mundial
Una
investigación del Centro de Emprendimiento Apícola de la
Universidad Mayor (CeapiMayor), en conjunto con la Corporación
Apícola Chile (CACH) y gracias al apoyo de la Fundación
para la Innovación Agraria (FIA) ha hecho un inesperado
descubrimiento, que podría significar un gran impulso a la
apicultura chilena y de la Isla de Rapa Nui.
Cuatro son las
enfermedades que más afectan a la población de abejas a
nivel mundial: el ácaro Varroa destructor, responsable de la
varroasis, el parásito Acarapis woodi y las enfermedades
bacterianas Loque americano y europeo. Sin embargo, una reciente
investigación en las colmenas y enjambres de la Isla, realizada
por CeapiMayor, CACH y FIA, ha descubierto que ninguna de estas
patologías está presente entre las abejas pascuenses,
conclusión que sorprendió a los investigadores y que
podría producir un inmenso impacto económico en la Isla.
La progresiva disminución de la
población de abejas a nivel mundial está produciendo un
gran impacto en la agricultura y en los ecosistemas del planeta.
Organizaciones como Greenpeace o la FAO han advertido no sólo
del impacto ecológico, sino también económico de
esta situación. Según el estudio “El declive de las
abejas”, realizado por Greenpeace en 2013, “sin la polinización
entomófila —realizada por insectos— aproximadamente un tercio de
los cultivos que consumimos tendrían que ser polinizados por
otros medios o producirían una cantidad de alimento
significativamente menor, lo que implicaría una baja en la
productividad de hasta un 75% de nuestras cosechas”.
En este contexto, Patricia Aldea, médico
veterinario y directora del Centro de emprendimiento apícola de
la Universidad Mayor (CeapiMayor) se propuso estudiar las
características de las familias de abejas que viven en Rapa Nui,
con la intuición de que podían presentar
características diferentes a las continentales, desde el punto
de vista sanitario, genético y de calidad de productos de la
colmena.
"Lo primero
que observamos fue que los apicultores de la isla superan con creces la
producción de miel en el continente: si en Chile un panal
produce 20 kilos de miel por colmena al año, en la Isla una
colmena de las mismas características puede producir
fácilmente 90 o hasta 120 kilos con poco trabajo”, detalla. Esto
se explica por diversos factores, principalmente climáticos:
“gracias al clima subtropical las abejas disponen de flujo de
néctar casi todo el año. Por otra parte, las colmenas
generan crías durante 9 a 10 meses a lo menos, lo que permite
producir abejas reinas durante ese tiempo, mientras que en el
continente la temporada dura sólo tres”, asegura.
Más allá de la impresionante
productividad de las abejas de la Isla, también se diferencian
en su prácticamente perfecto estado de salud. “En las
observaciones en terreno detectamos ausencia de abejas enfermas y tras
las pruebas de laboratorio, comprobamos que en ellas están
ausentes los patógenos más críticos para la
apicultura mundial”, detalla Aldea. Un descubrimiento que, según
los consultores, puede influir profundamente en la Isla. “Se trata de
una noticia de impacto mundial, de una realidad sanitaria
prácticamente única en el mundo”, explica.
Abejas saludables
A nivel
mundial los protocolos de protección zoosanitarios exigen que
ciertas enfermedades sean declaradas de forma obligatoria. Para esto,
cada país determina su propia legislación y al mismo
tiempo existen organizaciones internacionales que velan por el
cumplimento de estos estándares. En el caso de las abejas, el
SAG vela por la salud zoosanitaria del país y la Oficina
Internacional de Epizootias (OIE) regula los estándares a nivel
mundial.
El estatus de isla ‘libre de patógenos de
denuncia obligatoria ante la OIE’ podría convertir a la isla en
una reserva de material biológico sano. Sin embargo, Aldea
asegura que este es el inicio de una serie de desafíos “la
genética particular de estas abejas debe ser estudiada, junto
con diversos antecedentes ecológicos y productivos de la isla.
Dada su singularidad productiva y sanitaria, las abejas de Rapa Nui y
sus productos deben ser merecedores de denominación de origen y
de todas las medidas de resguardo que permitan conservar a las colmenas
de la Isla en esta increíble condición” explica. En el
mundo sólo dos territorios están certificados como libres
de Varroasis: Australia y una isla al sur de Nueva Zelanda.
Para Héctor Echeverría, director
ejecutivo de la Fundación para la Innovación Agraria,
este descubrimiento sucede en un momento clave para la apicultura a
nivel mundial: “si Rapa Nui logra convertirse en un exportador de
material genético podría ser un motor económico
importantísimo, no sólo para la isla, sino para el
país”, asegura.
Descubriendo
su propio patrimonio
Las abejas son
una especie introducida en Rapa Nui, así como en todo
América. Aunque no existen antecedentes concretos sobre su
llegada, se cree que fue alrededor de 1850 y que al día de hoy
ya podrían haberse transformado en una línea
genética de la isla, es decir, con características
únicas. Para averiguar eso “es necesario que pasen por un
estudio molecular y morfológico, que aún está
pendiente de hacer”, explica Aldea.
Según el catastro realizado por el equipo
de consultores para llevar a cabo este estudio, hoy en Rapa Nui hay
ocho apicultores con 55 colmenas y alrededor 200 enjambres libres, los
que circulan libremente por la isla. Sin embargo, ellos son
determinantes para potenciar la agricultura isleña en
búsqueda de autosustentabilidad. Por tanto, “los servicios de
polinización para los cultivos y frutales, junto con la miel
diferenciada y sus productos, como el propóleo, la jalea real,
el polen y la apitoxina para apiterapia, son proyecciones que nos
permiten visualizar un gran crecimiento de la apicultura y apicultores
de Rapa Nui”, asegura Patricio Madariaga, presidente de CACH.
Por otra parte, la miel pascuense tiene un gran
potencial como alimento, tanto en el mercado gourmet como en el de los
alimentos funcionales: “la flora tropical de la isla le otorga
características muy distintas a la miel continental: Allá
se produce miel de frutos tropicales como bananos, papaya,
maracuyá y mango, lo que las hace muy apetecidas en mercados de
nicho. Por otra parte, gracias a su pureza y abundancia hay un
potencial prometedor para posicionarse en el mercado de los alimentos
funcionales”.
Este descubrimiento abre la puerta a importantes
desafíos en la Isla: por una parte, difundir el valor del
patrimonio apícola para motivar a más isleños por
el oficio de apicultores. Por otra, el gran desafío de la
certificación: el equipo de consultores ya está
trabajando en conseguir la denominación de origen para la miel
pascuense. Aunque, sin duda, el más importante es mantener
intacta la limpieza zoosanitaria: “es necesario aunar esfuerzos para
preservar este patrimonio mundial, pues existen pocos lugares en el
planeta que cumplen con estas extraordinarias características”,
explica Juan Calos Galaz, ejecutivo de innovación de FIA a cargo
de la investigación.
|